Desde que nació Victoria Ana, la primera niña probeta de nuestro país en 1984, las técnicas de reproducción asistida y sus resultados han experimentado un gran incremento a nivel científico y social.
Según el registro de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), España es actualmente el tercer país en Europa con más tratamientos de fertilidad, por detrás de Francia y de Alemania.
Hoy día, ya son más de 10.000 los bebés que nacen cada año en nuestro país gracias a la técnica de fecundación in Vitro. A nivel mundial, el número de personas concebidas mediante una FIV, desde el nacimiento de la pionera Louise Brown (1978), supera ya los cinco millones.
En estos años ha cambiado mucho el perfil de la mujer que demanda un tratamiento. Se ha pasado de una persona joven, con problemas de fertilidad y esterilidad, casada o con pareja, a mujeres de casi 37 años de media (casadas, con pareja, solteras o homosexuales) que han retrasado la maternidad y buscan un hijo. Actualmente, España es el país en el que las mujeres retrasan más la maternidad y prueba de ello, es que más de la cuarta parte de las pacientes que se realizan un tratamiento supera los 40 años.
Cuando muchas de ellas deciden tener un hijo su reloj biológico ya se ha parado, motivo por el cual acuden a tratamientos de reproducción asistida.
Tasas de éxito en Fecundación in vitro (FIV)
La fecundación in Vitro (FIV) es la técnica más usada en reproducción asistida. Su tasa de éxito es próxima al 30% por intento y se dice que en tres intentos el 75-85% de las parejas consiguen lograr un embarazo. Cabe destacar que suele hablarse del éxito de la técnica por tasa de embarazo acumulada (después de realizar tres intentos). En este sentido, el éxito de lograr un embarazo tras una FIV es:
– menores de 35 años es del 80%
– de 25-39 años es de entre 60-65%
– más de 40 años es de 35%
La FIV con ovocitos de donante es la técnica de reproducción asistida con mayores probabilidades de éxito por ciclo. La tasa de embarazo tras un tratamiento de Fecundación in vitro con donación de óvulos se sitúa entorno al 70%.
Tasas de éxito en Inseminación artificial (IA)
La tasa de embarazo acumulada después de realizar cuatro ciclos a un tratamiento de inseminación artificial con semen de cónyuge, es del 45%. Por otro lado, si la inseminación artificial es de semen de donante, la tasa de embarazo acumulada es del 55%. Pero en este caso concreto, la tasa de éxito puede aumentar si se tiene en cuenta los indicadores de la paciente, ya que está indicada también a mujeres sin pareja o con pareja femenina sin ningún problema de fertilidad. Cuando este sucede, la tasa de embarazo acumulada puede aumentar hasta el 80%.
Cabe destacar, que la eficiencia natural del ser humano (su rendimiento reproductivo) se sitúa en torno del 25% por ciclo ovulatorio, siendo así la especie con menor capacidad para reproducirse de forma natural.
A pesar de todos estos resultados mencionados, es importante resaltar que las posibilidades de lograr un embarazo, por parte de las parejas que se someten a tratamientos de reproducción asistida, son muy grandes, ya que se sitúan alrededor del 90%. Todos estos datos reflejan que la reproducción asistida ha pasado de ser una técnica cuestionada y vista con cierto recelo por determinados sectores de la sociedad a convertirse en un tratamiento médico habitual para tener hijos deseados.
Riesgos de las técnicas de reproducción asistida
Por lo general, los tratamientos de reproducción asistida (TRA) son de bajo riesgo. Pero no hay que olvidar que el procedimiento de la fecundación in Vitro requiere una intervención quirúrgica, y por lo tanto, conlleva cierto riesgo.
Entre las complicaciones que pueden surgir en una FIV, las hay que son controlables y otras que no, entre éstas últimas por ejemplo tenemos el caso del embarazo ectópico y el aborto. Otras sí se pueden controlar mediante la modulación de la estimulación ovárica o reduciendo el número de embriones a transferir.
Las complicaciones más frecuentes que nos podemos encontrar son:
El síndrome de hiperestimulación ovárica
Hablamos de una hiperestimulación ovárica cuando hay un funcionamiento excesivo de los ovarios después de un tratamiento de estimulación ovárica. Se produce un aumento del tamaño de los ovarios y el abdomen se llena de líquido procedente de los folículos aspirados. Pero la probabilidad de que ocurra una respuesta exagerada por parte de la paciente es baja (inferior al 5%).
En casos de hiperestimulaciones leves es suficiente un control y tratamiento ambulatorio, pero en casos de hiperestimulación severa, donde las cantidades de líquido acumuladas son notables y pueden aparecer trastornos vasculares de la función hepática y renal, es necesario la hospitalización.
Es importante realizar observaciones ecográficas durante los controles de inducción de la ovulación para detectar posibles hiperestimulaciones, algunas de las cuales pueden ser imprevisibles. A partir de la observación, se procede a cancelar el tratamiento de estimulación ovárica o bien se sigue adelante con la FIV pero congelando todos los embriones para minimizar así los efectos de una posible hiperestimulación.
Aborto espontáneo y reproducción asistida
El riesgo de este aborto aumenta con la edad de la paciente y en parejas portadoras de desórdenes genéticos somáticos o en sus gametos. Normalmente sucede alrededor del 20% de las gestaciones logradas mediante una técnica de reproducción asistida, incidencia de aborto similar en los embarazos en la población general. La mayoría de este tipo de abortos ocurre en las primeras semanas de gestación.
Embarazo ectópico y Fecundación in vitro
Ocurre cuando el bebé comienza a desarrollarse fuera de la matriz (útero). El sitio más común donde suele desarrollarse este tipo de embarazo es en las trompas de Falopio. Sin embargo, también pueden presentarse en raras ocasiones en los ovarios, el área del estómago o en el cuello uterino.
Es un fenómeno que se observado con mayor incidencia en pacientes con trompas lesionadas. La frecuencia de un embarazo ectópico cuando se realiza la FIV es superior a la existente en los embarazos espontáneos (alrededor del 3%).
Embarazo múltiple y técnicas de Reproducción asistida
Este tipo de embarazo hay que prevenirlos ya que son una complicación grave que supone riesgos de salud tanto para la madre como para los fetos (especialmente en aquellos de más de dos fetos). La mejor manera de prevenirlos (aunque no es descartable del todo) es implantar como a máximo dos embriones. De este modo no disminuye la tasa de embarazo y al mismo tiempo se evita el parto múltiple.
En ciclos donde se transfieren dos embriones la probabilidad de tener un embarazo gemelar es del 6%, donde se transfieren tres embriones la probabilidad es del 12% y la de tener un embarazo triple del 3%.
Es importante llevar a cabo controles ecográficos y medir los niveles de estradiol para cancelar el ciclo de reproducción asistida en el caso que se detecten más de dos o tres folículos ovulatorios.
Otros riesgos asociados a las técnicas de reproducción asistida
– Riesgos en mujeres de edad avanzada. En las mujeres de más de 37 años se incrementan de forma notable las complicaciones durante la gestación pudiendo repercutir en su salud o en la de la futura descendencia.
Las complicaciones más frecuentes en este caso son gestosis, diabetes, insuficiencia renal, aborto, parto prematuro y malformaciones.
– Riesgos de transmisión de anomalías cromosómicas a la descendencia. Se ha observado que en casos de esterilidad masculina severa hay un leve incremento de la proporción de anomalías cromosómicas en la descendencia debido a anomalías que presentan los progenitores.
Los investigadores aseguran que los niños nacidos de parejas que han utilizado técnicas de reproducción asistida (TRA) tienen más de posibilidades de nacer con malformaciones. Sin embargo, los científicos puntualizan que algunos de los riesgos para los niños nacidos de TRA no aumentan como resultado de estos métodos, sino por naturaleza biológica de la pareja poco fértil.
– Riesgos psicológicos. La ansiedad y la depresión son los síntomas más frecuentes durante la aplicación de los tratamientos, especialmente se manifiestan cuando no se ha logrado el estado de gestación.
– Otros riesgos. Infección genital, torsión o rotura de los ovarios, riesgos derivados de la anestesia, hemorragias o lesiones viscerales en el curso de la punción folicular, etc.
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