Al menos eso es lo que propone Henry Greely profesor de la Universidad de Stanford y experto en las implicaciones legales, sociales y éticas de la biomedicina. El pasado mes de mayo publicó su libro “El fin del sexo y el futuro de la reproducción humana”, que mereció una reseña en la prestigiosa revista “The scientist”.
Según Greely, en un plazo de 20 a 40 años, los padres con suficientes recursos económicos podrían preferir la reproducción asistida como método de elección para reproducirse, al considerarse una opción más segura. Para entonces, los avances genéticos permitirían a los padres con recursos económicos suficientes tener hijos libres de enfermedades e incluso poder seleccionar algunos rasgos físicos y mentales.
En ese hipotético futuro, los óvulos y los espermatozoides podrían ser creados a partir de células madre, obtenidas a partir de células de cualquier tejido del cuerpo. De ese modo, se salvarían las dificultades que hoy por hoy presenta el retraso en la edad de la mujer al concebir o casos severos de infertilidad masculina.
En el caso de parejas del mismo sexo, Greely pronostica que la ciencia habrá desarrollado la posibilidad de cambiar el sexo de los gametos, produciendo óvulos con la genética de un hombre y espermatozoides procedientes de una mujer. Otra posibilidad que apunta el autor es que ya no fuesen necesarias dos personas para reproducirse sino que una sola persona pudiese aportar todo el material genético necesario.
El papel del sexo pues quedaría limitado a una actividad lúdica o placentera en las sociedades avanzadas, mientras que la reproducción sería mayoritariamente artificial.
El autor invita a la sociedad a reflexionar sobre este futuro que califica de casi inevitable, de modo que las nuevas tecnologías puedan aportar el máximo beneficio con el menor daño y de la manera más humana posible.
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