Lluís Bassas, doctor en medicina y jefe del Laboratorio en Seminología y Embriología de la Fundació Puigvert (Barcelona), nos explica qué es un seminograma, cuando es recomendable realizar la prueba y qué parámetros se evalúan.
El seminograma es la exploración complementaria o la prueba de laboratorio diagnóstica más importante en la evaluación del hombre que consulta por infertilidad. Y esto quiere decir, como mínimo un año de exposición a embarazo, o sea, de coito no protegido sin conseguirlo.
Nuestra opinión es que lo primero que hay que hacer es ver al hombre porque el paciente no es el semen. En cambio a la mujer se la estudia, se la explora, se la interroga, se le hacen pruebas diagnósticas, etc. Y además se pide un seminograma que es todo lo que sabemos del varón.
Lo correcto seria interrogar al hombre, preguntarle sobre sus antecedentes, sus enfermedades, sus riesgos, hacer una exploración física y, a continuación, como primera prueba diagnóstica realizar el seminograma.
Los parámetros que se evalúan en el seminograma son la concentración, la movilidad y la morfología, como parámetros más fáciles de ver y más reproducibles y que, por lo tanto, requieren menos tecnología. Junto a esto, también se analizan algunos parámetros fisicoquímicos como el pH, el volumen y marcadores bioquímicos de las glándulas que producen los fluidos que componen el semen.
En último lugar, formando parte del estudio básico del semen es la detección de anticuerpos antiespermatozoide, que son anticuerpos fabricados por el propio individuo contra los propios espermatozoides y que en algún caso son causa o pueden contribuir a la infertilidad.
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