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Los nervios no tardan en aparecer cuando una pareja lleva meses intentando quedar embarazada y no lo consigue. Aparecen las dudas, los miedos y hasta pueden llegar a sentirse culpables. También pueden surgir tensiones entre la pareja. Pero una buena comunicación es esencial, así como mantener la calma. Un año es el plazo normal para que una pareja logre un embarazo.

Según el Instituto Madrileño de Fertilidad, el 85% de las parejas jóvenes y sanas que tienen relaciones sexuales con frecuencia, tardan aproximadamente un año a quedar embarazadas. Si pasado este tiempo una pareja no logra concebir, es el momento de consultar al especialista, que determinará si hay algún problema físico o biológico que pueda obstaculizar la fecundación. Aunque si se trata de una pareja mayor de 35 años, se recomienda ir al especialista al cabo de 6 meses de buscar el embarazo sin éxito, y es que la edad es un factor clave en fertilidad.

En cualquier caso, puede ocurrir que una pareja no logre la gestación pero tampoco se le detecte ningún problema de fertilidad. «Si la mujer es fértil y el hombre también, si este no tiene ningún problema relacionado con sus espermatozoides y está, además, en una edad fértil, entonces el problema puede ir un poco más allá de los estudios y aparatos de última tecnología», apunta Gabriella Bianco, psicoterapeuta perinatal (la rama de la psicología que trata los temas relacionados con el embarazo, el parto y la primera crianza). En esos casos, se podría tratar de una cuestión psicológica.

En algunas ocasiones, el deseo de ser padres no es genuino, sino que es el resultado de varias presiones sociales, aunque no siempre se es consciente de ello. Después de un tiempo de casados o el pensar que se hacen mayores, algunas parejas consideran que “toca” tener un hijo. O bien es el entorno familiar o de amigos el que presionan: padres que insisten en ser abuelos, o amigas y compañeras de trabajo que se quedan embarazadas.

En este sentido, la psicóloga perinatal Anainés Cazador explica que «hay muchos factores que pueden empujar a una pareja a decir ‘vamos a buscar un embarazo’, cuando, en realidad, alguno de los dos no siente deseos reales de tener un bebé». Por ese motivo la confianza y la comunicación con la pareja es fundamental.

Cabe añadir que el estrés tampoco es bueno. Si una pareja anhela el embarazo pero al no conseguirlo se pone nerviosa, puede entrar en un círculo vicioso. La falta de paciencia puede conllevar tensiones. Si, además, no cuentan con una alimentación equilibrada, la situación se complica. Hay que recordar que un embarazo no llega justo cuando nosotros queremos y, como afirma Bianco, “nunca ha sido así”.

Así pues, la clave es relajarse, por eso también existen los tratamientos psicoterapéuticos con parejas que no pueden lograr el embarazo, que revisan el deseo de los dos, la relación entre ambos, su sexualidad, su alimentación y su estilo de vida.

Por último, las expertas insisten en la necesidad de “hacer espacio” para la llegada de un hijo. «Hay que crear un vacío para que un bebé lo pueda llenar», señala Bianco. «La mujer debe contactar con su útero y sentirlo como un lugar acogedor en el que la vida se pueda gestar”.