Parejas de otros países de la Unión Europea vienen a las clínicas de fertilidad españolas a someterse a tratamientos a los que no pueden acceder en su país de origen. Esto es así porque la legislación de reproducción asistida es más flexible en nuestro país.
La mayoría de estas parejas provienen de Italia, Francia o Alemania, según el abogado y director de Derecho Sanitario Asesores, Fernando Abellán, quien explica que la clave del «turismo reproductivo» es que «la actual Ley de Reproducción Humana Asistida aprobada en 2006 es especialmente flexible a la introducción de técnicas y posibilidades para los pacientes».
«La situación en España solo es comparable con Bélgica, donde también hay avalancha de países limítrofes para acceder a técnicas que no pueden conseguir en su país, con la diferencia de que en España el nivel de detalle de la ley es encomiable y clarifica bastante las posibilidad que hay», argumenta Abellán.
Una de las particularidades del marco jurídico español es que en el caso de las parejas de hecho no se exige comprobación acreditada de que esos miembros tengan relación afectiva, algo que si tienen que alegar las parejas en Francia o Italia, donde tienen que justificar que haya una convivencia de al menos dos anos.
También permite acceder a técnicas de reproducción asistida a las mujeres sin pareja, algo que tampoco es posible en Francia, Italia o Reino Unido, donde «se pide que haya un varón que se pueda responsabilizar de la descendencia».
Asimismo, y a diferencia que en otros países de nuestro entorno, en España también puede acceder a estas terapias una mujer viuda, incluso con gametos de su marido si la muerte era esperada, siempre que lo hubiera consentido en vida y no hayan pasado más de 12 meses de su fallecimiento.
«Es verdad que en España hemos tenido cierto retraso en asimilación de derechos sociales, pero aquí hemos cogido la delantera a otros países y estamos en la vanguardia», según Abellán.
No obstante, este experto reconoce que, aunque esto ha permitido que los centros alcancen unos niveles tecnológicos y de servicios «punteros», también nos ha puesto en el «punto de mira» de muchas sociedades científicas europeas y colectivos de otros países, «que nos miran con cierto recelo porque no se han activado algunos mecanismos de control que son aun tarea pendiente de la Administración».
El registro nacional de donantes
En este sentido, lamenta que aun no se haya puesto en marcha el Registro Nacional de Donantes, lo que permitiría «dar una credibilidad» a la realización de estas técnicas «en un marco de calidad».
La subdirectora adjunta de la Cartera Básica de Servicios del Ministerio del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Maravillas Izquierdo, confirma que su departamento tiene previsto «dar un empujón importante» a este registro, al tiempo que también se están revisando las condiciones de acceso a todas estas terapias en el Sistema Nacional de Salud (SNS).
Sobre esto último, destaca que se busca que todas las comunidades tengan «el mismo grado de implantación» de las diferentes técnicas existentes, algo que todavía no se ha conseguido.
«Todas las comunidades tienen todas las técnicas, pero el grado de implantación varia. Por eso, se insiste en que los criterios de acceso sean los mismos y se basen en la eficiencia y la efectividad de los recursos», explica Izquierdo.
Además, también se está priorizando el acceso a estas técnicas en la sanidad pública ya que «en el momento en que estamos no se puede dar de todo a todos».
Sobre esto último, Maravillas Izquierdo recuerda que actualmente estos tratamientos solo están indicados en la sanidad pública con fines terapéuticos o preventivos, lo que deja fuera a las parejas homosexuales. En estos casos, reconoce Maravilla, «sería algo sustitutivo» y «seria como abrir la puerta a toda cirugía reparadora estética».
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