Josep Oliveras
Josep Oliveras.
Biólogo especialista en técnicas de reproducción humana asistida.

Según publica la revista Nature, un equipo de investigadores de la Universidad de Yokohama ha logrado crear un sistema de cultivo in vitro capaz de producir espermatozoides de ratón.

En el estudio, los investigadores nipones aislaron células germinales inmaduras obtenidas mediante biopsias de tejido testicular que fueron cultivadas y tratadas para conseguir que se convirtieran en espermatozoides. Posteriormente, los espermatozoides obtenidos se utilizaron para fecundar artificialmente ovocitos de ratón, consiguiéndose la cría de ratones sanos.

Hace aproximadamente dos años, un grupo de la Universidad de Newcastle publicó un estudio en el que conseguían obtener espermatozoides humanos a partir de células madre embrionarias, pero la comunidad científica puso en duda la madurez de dichos espermatozoides. El hecho de que en este caso se haya conseguido el nacimiento de ratones sanos confirma que es posible obtener espermatozoides maduros y funcionales en el laboratorio.

Aún así, se deberá seguir estudiando la viabilidad de esta técnica: la formación de espermatozoides es un proceso biológico complejo, que dura más de un mes en la mayoría de mamíferos. Durante la formación de los espermatozoides se producen modificaciones en la expresión de los genes (conocidos como regulación epigenética), que son determinantes para la viabilidad de los embriones y cuyo mecanismo no es aún bien conocido.

Conseguir espermatozoides en el laboratorio ha sido un reto desde los inicios de la reproducción humana asistida. Durante los años ochenta, varios grupos de investigadores trabajaron en esta dirección, puesto que parecía la única esperanza para realizar un ciclo de Fecundación in vitro en los casos de infertilidad severa masculina. Todo cambió en 1992, cuando se descubrió la técnica de microinyección espermática (ICSI) mediante la cual se inyecta un sólo espermatozoide directamente dentro del óvulo, con lo que muchos más varones estériles podían acceder a las técnicas de reproducción asistida.

Posteriormente, se empezaron a utilizar espermatozoides testiculares para la microinyección espermática (técnica conocida como TESA o TESE) obteniéndose también buenos resultados. Sin embargo, en algunos casos no aparecen espermatozoides en la biopsia testicular. En estos pacientes se han llegado a microinyectar espermatozoides muy inmaduros (espermátides) en el óvulo (mediante la técnica conocida como ROSI o ROSNI), pero con unos resultados muy pobres hasta la fecha. El cultivo de espermatozoides in vitro podría resultar de ayuda para la investigación básica de la espermatogénesis e incluso como una hipotética alternativa terapéutica para estos pacientes en un futuro.

Por otra parte, el hallazgo también podría ser útil para el tratamiento de jóvenes prepúberes a los que se diagnostica algún tipo de cáncer, que no disponen de semen para congelar a pesar de que se someten a un tratamiento que podría compremeter su fertilidad futura. Este descubrimiento abre las puertas a la posibilidad de que se pudiesen congelar pequeñas porciones de tejido testicular para crear espermatozoides a partir de ellas en el caso de que su fertilidad se hubiese visto afectada por los tratamientos anticancerígenos.