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Los tratamientos oncológicos pueden disminuir las posibilidades de ser madre en un futuro, pero sólo el 4% de las mujeres con cáncer acude a técnicas para preservar su maternidad antes de someterse a quimioterapia.

La quimio y la radioterapia pueden reducir la fertilidad o contribuir a una menopausia prematura. A pesar de que la mayoría de pacientes conocen los riesgos, son muy pocas las que deciden preservar su fertilidad antes de someterse a estos tratamientos contra el cáncer.

Así lo indica un estudio hecho en Estados Unidos que, después de realizar una encuesta a gran escala, demuestra que el 61% de las mujeres con cáncer recibió consejos sobre la preservación de la maternidad, pero sólo el 4% decidió realizar algún tratamiento como la congelación de óvulos, tejido ovárico o embriones.

El perfil de la paciente que se asegura de conservar sus óvulos o embriones para poder ser madre una vez finalizado el tratamiento contra el cáncer, es el de una mujer blanca, heterosexual, menor de 35 años, con estudios universitarios y sin hijos.

Según el estudio, realizado a 1.000 mujeres de 18 a 40 años, las mujeres afectadas por leucemia o un linfoma de Hodgkin fueron las más interesadas en conservar sus óvulos, por delante de las pacientes con cáncer de mama o tumores gastrointestinales.

En nuestro país no hay datos oficiales sobre esta cuestión, pero la Sociedad Española de Fertilidad ha realizado una investigación y en los próximos meses publicará los resultados.

El responsable de este estudio, el doctor Justo Callejo, afirma que “las técnicas de preservación de la fertilidad podrían beneficiar al 25% de las mujeres con cáncer”. Callejo también está elaborando un mapa de los centros públicos y privados que realizan estas técnicas en España.

Lo positivo es que la preservación de la fertilidad está al alza. Según la revista ‘Cáncer’, estas técnicas de reproducción asistida pasaron del 1% en 1993 al 10% en 2007 en Estados Unidos.

Son varios los factores que influyen a la hora de que las mujeres con cáncer se aseguren o no sus posibilidades de ser madres en un futuro. Las que tienen una carrera universitaria, son heterosexuales o todavía no han tenido hijos, se decantan más por preservar su maternidad. En cambio, las mujeres mayores de 35 años, con un nivel de estudios más bajo y que ya han sido madres, no acuden tanto a las técnicas de reproducción asistida.

También ocurre que los médicos no envían a sus pacientes con cáncer a un centro de reproducción asistida antes de abordar el tumor. Eso lo atribuyen a la falta de información por parte de los mismos oncólogos, a la falta de tiempo por querer tratar el cáncer cuanto antes, o a la sensación de que las pacientes no están interesadas en esta cuestión si ellas mismas no lo proponen.