Invitro TV
La redacción de Invitro TV está compuesta por profesionales de la comunicación y de la reproducción asistida, que trabajamos para ofrecerte los mejores contenidos.

Hasta ahora, la contaminación se había relacionado con la calidad del semen y la esterilidad masculina, pero un estudio reciente indica que la contaminación ambiental y la exposición a tóxicos puede afectar negativamente a la fertilidad de las mujeres menores de 40 años.

Según un estudio realizado por el Institut Marquès, las mujeres afectadas siguen teniendo el período pero, debido a los tóxicos y los contaminantes, su reserva ovárica sufre una reducción del 80%. Por tal motivo, estas mujeres no van a poder tener un hijo, indica Marisa López-Teijón, líder del estudio.

«No hay un mayor índice de menopausia precoz en general, pero si una bajada de la reserva ovárica de mujeres potencialmente fértiles a una edad temprana«, por culpa de contaminantes y tóxicos producidas en zonas industrializadas, señala López-Teijón.

Es un problema originado mayormente por dioxinas, pesticidas, tabaco, plomo, hidrocarburos aromatizados, diseños policromados e irruptores estrogénicos. En menor medida, también se debe a factores como la herencia genética, enfermedades cromosómicas, dolencias autoinmunes, endometriosis y tratamientos de quicio o radioterapia.

«El cuerpo humano no está preparado para metabolizar estos tóxicos y hemos hallado la presencia de DDT en la leche materna de mujeres catalanas y gallegas», indica la experta, quien ha apostado por impulsar una política clara de reciclaje de residuos, así como el cumplimiento del protocolo mundial de Kyoto.

La pérdida de fertilidad de la mujer ya empieza en el momento de su formación, cuando está en el útero de la madre. López-Teijón afirma que «a los cinco meses el feto (niña) ya tiene toda la reserva ovárica y si en la grasa de la madre se acumulan muchos tóxicos esta reserva es menor y tendrá peor calidad».

Los problemas de fertilidad y enfermedades de los ovarios han aumentado durante les últimos años. Un estudio de la Universidad de Washington dirigido por el biólogo Michael Skinner también explica que algunas enfermedades como los ovarios poliquísticos o la insuficiencia ovárica, pueden aumentar como consecuencia de la exposición a tóxicos y ser heredadas por las generaciones posteriores.

Los tóxicos desactivan o activan genes que serán transmitidos a los descendientes y provocan problemas en sus tejidos y células.