Para proteger nuestra fertilidad es aconsejable comer bien y llevar una vida saludable. La dieta mediterránea es un factor clave para nuestro bienestar, tanto a nivel de salud como de fertilidad. Se recomienda también hacer ejercicio moderado de forma regular.
Expertos del Centro Médico de Reproducción Asistida (CREA) indican que seguir la dieta mediterránea influye de forma positiva en la mejora de la capacidad reproductiva. Es una dieta rica en verduras, legumbres, aceite y pescado, alimentos que están asociados con una disminución de los problemas disovulatorios, una mejora en el desarrollo embrionario y fetal, y un aumento de la tasa de gestación en los ciclos de reproducción asistida.
También son recomendables otros hábitos saludables como el ejercicio moderado y evitar el tabaco, el alcohol y el estrés. Y es que la vida sedentaria y las substancias tóxicas son factores negativos para la fertilidad. En cuanto al café, la Dra. Carmen Calatayud, codirectora de CREA, explica que «no parece que altere la capacidad reproductiva, si bien la mayoría de las sociedades aconsejan limitar el consumo de cafeína en las mujeres embarazadas o que estén intentando conseguir gestación».
El estrés también tiene sus efectos nocivos sobre la fertilidad, ya está relacionado con la situación personal o profesional del individuo o con el diagnóstico y tratamiento de la esterilidad. Distintos estudios indican que las mujeres que sufren mucho estrés tienen menos posibilidades de éxito en los tratamientos de reproducción asistida.
En el caso del hombre, el estrés puede alterar la calidad seminal y se erige como la principal causa de abandono de los tratamientos de reproducción asistida. La doctora recomienda que “es importante que las parejas puedan tener un adecuado asesoramiento psicológico en relación a las alteraciones emocionales ligadas a la esterilidad».
Sobre el tabaco, desde CREA destacan que sus efectos nocivos son lo bastante conocidos como para invitar a los pacientes a “abandonar su consumo, desmontando la extendida y falsa creencia de que en caso de embarazo, es peor la ansiedad provocada por no poder fumar, que el hábito tabáquico moderado». En concreto, alertan de que en la mujer el tabaco afecta negativamente a nivel de ovario, trompa, útero, embrión, feto y recién nacido. También hay evidencias de un efecto deletéreo del tabaco sobre la espermatogénesis en el hombre.
En cuanto al alcohol, su consumo se ha relacionado en el caso de la mujer con retraso del crecimiento folicular, alteración de la maduración del ovocito, disminución de la fertilidad, menor tasa de fecundación e implantación y aumento de abortos. Respecto al hombre, la ingesta alcohólica se traduce en una reducción de la cantidad y movilidad de los espermatozoides, así como en un aumento de espermatozoides anormales.
Practicar actividad física de forma moderada tiene efectos positivos sobre la fertilidad ya que ayuda a controlar el peso, a disminuir el estrés y a aumentar la autoestima. Por el contrario, Calatayud alerta que «el exceso de actividad física puede aumentar el riesgo de infertilidad, debido a alteraciones en el eje hipotálamo-hipofisario, responsable del equilibrio y funcionalidad hormonal».
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