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En una gestación ectópica el embrión se pierde en su camino hacia el útero y se desarrolla fuera de él. Son embarazos inviables que se tienen que tratar con cirugía u otras técnicas. Un nuevo estudio indica que estos tratamientos no reducen la fertilidad de la mujer.

Aproximadamente una de cada 100 mujeres sufren un embarazo ectópico. Para tratarlo existen tres opciones clínicas y se aplica una u otra en función del estado de la paciente. Hasta ahora, se creía que algún tratamiento podía repercutir en la capacidad reproductiva de la paciente, pero una nueva investigación lo ha descartado.

La opción más radical es la extirpación de la trompa de Falopio donde se empieza a desarrollar el feto. Esta opción de tratamiento era considerada como la más perjudicial para la fertilidad futura de la mujer, por miedo a no poder tener hijos. Pero según el estudio publicado en la revista Human Reproduction, sus posibilidades de ser madre en un futuro serán iguales que si se someten a una cirugía conservadora (salpingostomía, en la que se retira el feto sin extirpar la trompa) o si simplemente siguen un tratamiento farmacológico abortivo con inyecciones de metotrexato.

Los autores de la investigación, dirigidos por Perrine Capmas, del Hospital Bicetes de Paris, explican que no todas las mujeres que sufren esta afección pueden optar a las tres opciones terapéuticas, pero el estudio permitirá mayor capacidad de decisión. «Si una mujer tiene un embarazo ectópico para el que la cirugía es el único tratamiento posible, podremos contarle que una operación conservadora puede implicar que en un futuro se tenga que practicar la radical; pero podremos también decirle que su fertilidad va a ser igual en los dos casos«, resume Capmas.

El estudio consistió en el análisis de la fertilidad de 406 mujeres que habían sufrido un embarazo ectópico y que se dividieron en dos grupos. El primero eran féminas con embarazos menos activos, es decir, con menor riesgo de ruptura de las trompas de Falopio. El segundo lo componían aquellas mujeres que tenían el peor tipo de embarazo ectópico, el que suele hacer descartable la opción farmacológica.

A las 207 mujeres incluidas en el primer grupo, se les asignó aleatoriamente a recibir cirugía conservadora o inyecciones de metotrexato. A las 199 embarazadas del segundo grupo, se les retiró el feto bien con cirugía radical o bien con una conservadora.

A los dos años, se evaluó si habían tenido embarazos espontáneos tras ese primer ‘fracaso’. Los resultados fueron alentadores. En el primer grupo, las mujeres de los dos grupos habían tenido embarazos en el 67% y 71% de los casos, respectivamente. En el segundo, las cifras eran del 70% (para las operadas con cirugía conservadora) y del 64% en la radical, con diferencias no estadísticamente significativas.

Así pues, los resultados de la investigación llevan a los autores a hacer una serie de recomendaciones, una especie de guía preliminar de práctica clínica para el tratamiento de los embarazos ectópicos. Se recomienda que en los menos activos se opte siempre que se pueda por el tratamiento farmacológico, pero que se recomiende la cirugía si la mujer no está dispuesta a un seguimiento exhaustivo, necesario con las inyecciones.

En las gestaciones ectópicas más complicadas, la elección no está tan clara y el médico ha de informar a la mujer sobre la pequeña diferencia en una futura maternidad si se aplica la cirugía radical sobre la conservadora, pero también ha de tener en cuenta que la operación menos radical puede implicar que se haya de practicar de nuevo en el futuro.