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Está comprobado que las infecciones ginecológicas, causadas entre otras cosas por enfermedades de transmisión sexual, pueden cerrar las trompas de Falopio, conductos musculares en los que se une el espermatozoide con el óvulo.

La fertilidad femenina se deteriora con el paso de los años. Sin embargo, es posible implementar algunas acciones para cuidarla y estar en buenas condiciones en el momento de buscar un embarazo. Evitar el consumo de alcohol o tabaco, no desconocer que la calidad de los óvulos comienza a declinar a partir de los 35 años, recurrir a la criopreservación de óvulos ante la posibilidad de un tratamiento invasivo oncológico y controlar el sobrepeso, son algunas de las conductas a tener en cuenta. Pero no son las únicas.

Está comprobado que las infecciones ginecológicas, causadas entre otras cosas por enfermedades de transmisión sexual, pueden cerrar las trompas de Falopio, conductos musculares en los que se une el espermatozoide con el óvulo. Esta obstrucción, una de las causas más frecuentes de infertilidad femenina, fue “el objetivo inicial de las investigaciones que culminaron con la creación de la Fecundación in Vitro (FIV)”, explica el Dr. Gabriel Fiszbajn, especialista en reproducción y director de medicina reproductiva del CEGyR (Buenos Aires, Argentina).

Precisamente, “se buscaba reemplazar la función de las trompas, ya que estos conductos son los encargados de recibir al óvulo y trasladarlo por medio de contracciones y cilios -apéndices con forma de pelos- hacia el encuentro con los espermatozoides, para formar el embrión que luego será conducido hacia el útero”, agrega el especialista.

Las enfermedades de transmisión sexual como la sífilis o la gonorrea, provocan una inflamación de los órganos de la pelvis que se manifiestan con dolores en el bajo vientre, principalmente durante las relaciones sexuales. “Si las infecciones no se tratan, se generan adherencias de las trompas con otros órganos pelvianos, lo que con el tiempo provoca una obstrucción”, señala Fiszbajn.

Asimismo, otro tipo de infecciones generadas por gérmenes como la clamidia, el micoplasma o el ureoplasma, pueden no presentar síntomas y dañar igualmente las trompas. “Este tipo de enfermedades –acota el especialista- pueden ser muy antiguas y reaparecer ante una disminución de las defensas o un cuadro de estrés y generar esterilidad en las mujeres”.

Desde 1978, año en el que el nacimiento de Louise Brown, la primera bebé gestada fuera del cuerpo de una mujer, se demostró al mundo ante el éxito de estas técnicas que la Fecundación in Vitro (FIV) es alternativa de mejor prospecto frente a la obstrucción tubaria. Sin embargo, “la cirugía laparoscópica constituye una instancia previa que, con menor chance de éxito que la FIV, puede desobstruirlas”, indica Fiszbajn.

Muy distinto es el caso de aquellas mujeres que se ligaron las trompas para evitar el embarazo. En estos casos, como se trata de trompas sanas que no fueron obturadas por infecciones u otras causas, «es posible intentar hacer una recanalización tubaria para poner en funcionamiento las trompas, aunque también en estos casos se obtiene mayor éxito con la FIV», concluye Fiszbajn.