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4.500 niños han nacido gracias al primer banco de semen de nuestro país, que abría sus puertas en Barcelona hace 35 años. El Dr. Simón Marina, director médico del Instituto de Reproducción CEFER, quería dar respuesta a la gran demanda de pacientes que no podían permitirse viajar a Bruselas, donde se ubicaba el primer banco de estas características de Europa.

Gracias a los aproximadamente 3.500 donantes seleccionados por este centro de medicina reproductiva, pionero también en la apertura del primer banco de óvulos del país, desde entonces han nacido más de 4.500 bebés.

Con motivo de su 35 aniversario, el Instituto de Reproducción CEFER ha organizado unas jornadas informativas en el Colegio de Médicos de Barcelona para analizar la evolución en los tratamientos de la esterilidad masculina y los retos de futuro de los bancos de semen, que pasan necesariamente por el diagnóstico de enfermedades genéticas por herencia recesiva no detectadas con los análisis actuales y que podrían afectar al hijo si la madre fuese también una portadora sana.

Otro foco de atención tiene que ver con la evolución del banco en paralelo a las nuevas demandas de la sociedad. Así, a pesar de los grandes avances en medicina reproductiva como la aparición de la técnica IMSI (Microinyección Intracitoplásmica de Esperma Seleccionado Morfológicamente) –que ha permitido a muchos hombres ser padres sin recurrir a semen de donante–, CEFER ha registrado un incremento de la demanda en los últimos años gracias a las solicitudes de mujeres solteras y de parejas lesbianas que deciden ser madres.

El número de donantes que selecciona anualmente el instituto de reproducción no ha parado de crecer desde 2007. Ese año, el centro congeló las muestras de 356 hombres, mientras que en 2012 realizó tratamientos con el semen de 442 donaciones. El perfil del donante, en cambio, se mantiene invariable a lo largo del tiempo y responde al de un joven estudiante universitario de mentalidad abierta, que ve en ello una forma de ayudar a otros a cumplir su deseo de ser padres a cambio de recibir una pequeña contraprestación económica. Como consecuencia de los requisitos previos pautados por el instituto de reproducción –el candidato debe tener entre 18 y 29 años y no ser adoptado para poder disponer de su historial médico familiar, entre otros– y de los estrictos controles médicos a los que se somete a los candidatos, sólo un 13% de ellos es escogido como donante.

Estudios cromosómicos y lavado de semen

A lo largo de estos 35 años, CEFER ha incorporado los últimos avances tecnológicos al análisis de cada muestra, desde estudios cromosómicos como el ensayo FISH en espermatozoides, que permite la visualización y estudio de los cromosomas y las posibles anomalías que puedan presentar, a genéticos para descartar la aparición de enfermedades hereditarias en el futuro bebé como talasemias y fibrosis quística.

A la vanguardia de la medicina reproductiva, en 1993 se convertía en el segundo centro del mundo en realizar una Fecundación In Vitro (FIV) con lavado de semen, técnica que permite a pacientes con VIH ser padres sin riesgo de contagio para la madre y el futuro hijo.

Sobre los inicios del primer banco de semen de España, el Dr. Marina recuerda como por aquel entonces tuvo que vencer las reticencias de una parte de la sociedad española de la época en un contexto en el que “la esterilidad masculina era considerada todavía como una lacra y no como una patología”. A ello se sumaba la falta de información de pacientes y donantes, en un período en el que, según precisa Marina, “no existía ninguna legislación al respecto”, puesto que la primera ley de reproducción asistida entró en vigor en 1988, una década después.

La normativa española vigente exige el carácter anónimo de las donaciones, condición que en opinión del Dr. Marina debe mantenerse en el futuro “puesto que está demostrado a través de la experiencia en otros países que si desaparece el anonimato, se reducen las donaciones”.