Laura y Marta estuvieron sometidas a vibraciones musicales cuando eran óvulos in vitro sin fecundar. La música influye en los medios de cultivo y mejora la tasa de fecundación.
Una pareja de Barcelona ha alumbrado a Laura y Marta gracias a un programa pionero de I+D+i que el Instituto Marqués de Barcelona presentó el pasado mes de julio en el congreso de la Sociedad Europea de Reproducción (ESHRE), celebrado en Londres. La innovación se basa en la aplicación de micro vibraciones musicales en las incubadoras de embriones en las que permanecen los óvulos antes de ser fecundados hasta el día en que son implantados en el útero de la mujer.
«Las vibraciones de la música remueven los medios de cultivo en los que se encuentra el ovocito, producen un reparto más homogéneo de los nutrientes que necesita y evitan que se acumulen los productos tóxicos», explica la doctora Marisa López-Teijón, jefa de Reproducción Asistida de Instituto Marqués.
«Todo ello comporta una mejora del 5 % de la tasa de fecundación, es decir, de las posibilidades de que el espermatozoide fecunde el ovocito», añade. Los efectos de la música en el embrión durante la gestación han sido ampliamente estudiados. Los especialistas explican que en el feto el oído empieza a formarse durante las primeras semanas y que es el sentido que alcanza un mayor desarrollo intrauterino.
El feto no sólo percibe sonidos del exterior sino que es capaz de identificar la voz de su madre e incluso, según estudios recientes, al nacer puede llegar a reconocer esos sonidos. En el caso de los ovocitos, obviamente se trata de algo totalmente distinto, puesto que el proceso de desarrollo embrionario no se ha iniciado y la música se utiliza únicamente como fuente generadora de vibraciones.
Ahora se tendrá que estudiar si las parejas que consiguen ser padres con este nuevo sistema tienen bebés que responden de forma especial ante los estímulos musicales. En el caso de Laura y Marta, sus padres comentan: «nos hizo mucha gracia enterarnos de que la música favoreció su fecundación, ya hemos observado lo mucho que le gusta a Laura desde que nació y cómo Marta deja de jugar para escuchar mejor una canción y la acompaña moviendo las caderas».
Los laboratorios de reproducción asistida imitan el ambiente y las condiciones naturales del cuerpo femenino desde el momento en que un espermatozoide avanza al encuentro del óvulo: reproducen los niveles de temperatura, luz y oxígeno que existen de forma natural.
«El gran desafío era reproducir los movimientos peristálticos que se dan en las trompas y el útero. Algunos grupos de investigación lo han realizado aplicando vibraciones mecánicas a las placas de cultivo o incorporando a los medios fluidos dinámicos. Nosotros decidimos utilizar la música como fuente de vibraciones», explica López-Teijón.
Tras el estudio «Impact of exposure to music during in Vitro culture on embryo development» sobre los efectos de la música en la tasa de fecundación, el Instituto Marqués ha abierto una nueva línea de investigación para medir sus efectos en otras fases del desarrollo embrionario.
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